Editorial Mayo
Es muy difícil crear una utopía sin atropellar otra. Pero lo rescatable de todas, sean políticas, religiosas, filosóficas, económicas, etc., es que podemos elegirlas. Tenemos la capacidad de ejercer nuestro libre albedrío y decidir cuál de ellas nos convence más, y podemos elegir gracias a que hay personas en nuestra vida que nos muestran esas opciones, y nadie para hacer eso como nuestras madres, así, en plural, porque en las familias mexicanas “mamá” también es la abuela, la tía, la prima, y nuestros maestros.
Las mamás modernas son un ejemplo admirable de nuestro poder de decisión. Ellas deciden ser “la mamá de…”, al mismo tiempo que son el milusos en casa y reparan desde un foco hasta una tubería; se dedican a sus empleos con el mismo ahínco con el que asisten al festival de primavera de sus pequeños, o a su graduación de preparatoria; son excelentes conversadoras, buenas consejeras y magníficas amigas. Eligen tener una vida llena de actividades, además de ser mamás.
Y los maestros, por su parte, también son una guía y ejemplo, aunque se trate de lo que no queremos. Están llenos de información y conocimiento que comparten ávidamente con sus alumnos, muestran las muchas caras de la vida y nos enseñan, casi siempre, las lecciones más importantes: responsabilidad, libertad, compromiso.
Este mes de mayo, que se ha elegido para festejar a mamás y maestros, en el Mora tenemos más de una razón para celebrar: la magnífica labor docente que nos coloca como una de las instituciones de educación de posgrado de mayor prestigio, y el trabajo comprometido de varias decenas de mamás Mora que ponen todo su cariño en su labor diaria.
¡Felicidades a todos!
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