jueves, 16 de noviembre de 2006

El barrio de San Juan y el Instituto Mora

El martes 19 de septiembre se llevó a cabo la conferencia “El barrio de San Juan y el Instituto Mora”, impartida por la doctora Carmen Collado en el auditorio del Instituto, sede Plaza. A continuación, la trascripción de la misma.

Un jueves 24 de septiembre de 1981, hace exactamente 25 años y dos días, el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora fue creado por decreto presidencial. Este aniversario me invita a compartir con ustedes algunas reflexiones.

¿Qué significó en su circunstancia la apertura de nuestra institución? Para conmemorar nuestro pasado liberal, su progenitor, el secretario de Educación, Fernando Solana, le dio como sede la casa de don Valentín Gómez Farías –el liberal de acción por excelencia– y la bautizó con el nombre del principal ideólogo del liberalismo independiente mexicano: el doctor José María Luis Mora.

Así, el régimen que fundó el Instituto Mora, plasmó en este simbolismo su apropiación de un pasado liberal sin matices. Rendía homenaje a quienes lucharon por separar los intereses de la Iglesia y el Estado, al tiempo que refrendaba el compromiso de los gobiernos posrevolucionarios de impartir educación laica y gratuita, y de financiarla aun en el nivel de posgrado, al cual fue consagrado el Mora desde sus primeros días. Afanes más pragmáticos posiblemente movieron también al licenciado Solana, y al posterior secretario de Educación, Jesús Reyes Heroles: formar los cuadros necesarios para la construcción de una memoria liberal oficial, que sirvieran a la administración pública y a la educación superior, y al mismo tiempo abrir un pequeño polo elitista de docencia e investigación para enfrentar el crecimiento de centros de educación pública superior más grandes en la ciudad de México, donde el sindicalismo independiente había anidado.

Eran los días crepusculares de la bonanza petrolera y del nacionalismo revolucionario hasta en el discurso. También era el crepúsculo del autoritarismo ilustrado, que nos hizo herede¬ros de una de las últimas instituciones creadas por el gobierno federal dispuestas a la formación de recursos humanos espe¬cializados en historia y ciencias sociales y a la investigación en estas disciplinas. Contar con un centro de trabajo y estudio como este es un privilegio que muy pocos países en el mundo tienen. Por ello, quienes formamos parte de esta comunidad –que hoy acoge a cerca de 216 trabajadores y a alrededor de 130 estudiantes, y cuenta con casi 350 egresados– festejamos es¬tos 25 años.

Iniciamos en 1982 con dos maestrías: Sociología Política e Historia de América; en 1983 la docencia fue complementada con la investigación en Historia Regional de México, Historia de América Latina y de los Estados Unidos, además del Archivo de la Palabra, y, en 1984, inauguramos una nueva maestría: Es¬tudios Regionales.

El Mora de hoy cuenta con seis áreas de investigación, en las que conviven sociólogos, politólogos, especialistas en coope¬ración internacional, humanistas e historiadores, y cinco programas de pos¬grado, los cuales forman parte del Padrón Nacional correspondiente. Además forma parte del selecto grupo de Centros Pú¬blicos de Investigación del CONACYT, de la Red de Colegios, y cuenta con 51 investigadores (33 de ellos en el SNI) y con una espléndida biblioteca. Todos y cada uno de ellos son logros de esta comunidad, que nos unen y nos enorgullecen.

Hoy en el Mora convivimos cuatro generaciones de histo¬riadores y científicos sociales que ejercemos la libertad de in¬vestigación. Nacidos en las décadas comprendidas entre 1940 y 1970, tenemos profesionistas nacionales y extranjeros, formados en instituciones mexicanas, latinoamericanas, euro¬peas, estadunidenses, y en el propio Instituto. Esta pluralidad generacional, de formaciones, de experiencias académicas y de nacionalidades es una de nuestras fortalezas. Asimismo, te¬nemos personal de diferentes edades, formaciones, niveles de educación, que laboran como directivos, en las áreas de Bi¬blioteca, Administración, Publicaciones, Servicios Escolares, Vinculación, Difusión, Informática y Servicios Generales, sin cuyo trabajo serio y oportuno no podría funcionar la institu¬ción.

Los directores que han guiado al Instituto a lo largo de estos cinco lustros, cada uno con su propio estilo, han lo¬grado, gracias al trabajo de la comunidad de empleados, admi¬nistrativos e investigadores, ampliar y consolidar el prestigio del Mora. Todos hemos contribuido a que se mantenga vivo, obtenga el presupuesto y los financiamientos externos necesa¬rios para cumplir con sus tareas sustantivas.

Un reconocimiento a la madurez del Instituto y un reflejo de los cambios democráticos en el país lo constituye el hecho de que por primera vez tengamos a un director general de la planta de profesores-investigadores de la institu¬ción.

El trabajo intelectual y de formación de recursos humanos desarrollado en estos 25 años es una obra colectiva en la que cada uno hemos participado desde el ámbito de nuestras dife¬rentes competencias. Este adquiere relevancia porque colabora para que México mantenga una identidad basada en el cono¬cimiento crítico de la historia y su cultura y en las fortalezas y debilidades del presente. Es una invitación para que conti¬nuemos con la creación y difusión de conocimiento útil al país, para que formemos a posgraduados críticos, responsables y con ética profesional, en una colectividad necesitada de cono¬cer sus raíces y de encontrar su lugar en un planeta a la vez más integrado, pero donde priva una distribución muy des¬igual de los recursos y la riqueza. En un mundo en donde los logros materiales y la razón instrumental son puestos por en¬cima de los valores intangibles de las ciencias básicas y la cultura, los cuales son vistos, incluso, como un lujo accesorio y prescindible.

Tal es el reto que enfrenta el Mora en este aniversario: convencer del valor que el conocimiento del pasado y del pre¬sente tiene para la convivencia de una sociedad plural y pro¬fundamente heterogénea como la nuestra. En esta tarea que nos exige trabajar con mayor aplicación estamos comprometi¬dos quienes laboramos y estudiamos aquí, desde hace pocos o muchos años, los que ya son abuelos, los padres y tíos de tra¬bajadores y estudiantes de distintas edades, los que están en plena madurez o quienes se asoman apenas a la vida adulta.


Carmen Collado

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