jueves, 16 de noviembre de 2006

Reportaje: La hacienda de Chinameca

Entre numerosos cañaverales emerge la última hacienda construida durante el porfiriato: la hacienda de Chinameca, en el estado de Morelos.

El edificio que hoy conocemos de la hacienda de Chinameca fue mandado construir en 1906. El proyecto estuvo a cargo de León Salinas, quien venía de terminar las obras de un ramal del ferrocarril interoceánico México-Puebla.

Lo primero que hizo fue la construcción de la casa habitación y las bodegas, así como las bases para la instalación de la fábrica y la chimenea. Don León aseguraba que la comisión de trasladar las rayas de los trabajadores se la dio al mismo Emiliano Zapata, quien las traía desde Cuautla, y que a pesar de que nunca supo cómo lo hacía, jamás le faltó un solo centavo. Nunca se enteró de qué caminos tomaba para su seguridad, pero el dinero siempre estuvo a tiempo. A finales de 1906, por el ramal de ferrocarril que iba desde Huichila hasta Chinameca, llegaron las más modernas maquinarias de la época para la producción de azúcar.

Desde 1909, con la llegada de Pablo Escandón al gobierno de Morelos, también hacendado y miembro del partido de los científicos, se llevó a cabo una política de opresión y consolidación del régimen hacendario. El "me vendes o le compro a tu viuda" fue una táctica corriente para despojar de sus tierras a los campesinos.

La política de Emiliano Zapata, en 1911, era lograr la reforma agraria; no consistía en expropiar las haciendas. De hecho dio facilidades para que haciendas como la de Chinameca terminaran su zafra, pues tenía la esperanza de que Madero hiciera justicia a los hombres del campo.

En 1912 los revolucionarios opinaban que los gastos de guerra los debían pagar los hacendados, por lo cual fijaron un impuesto semanal a las haciendas y enviaron circulares a sus propietarios donde los amenazaban con quemar los cañales si no pagaban. A finales de 1918 Venustiano Carranza mandó 3 000 hombres a combatir a Zapata. Las tropas sureñas, después de continuas luchas que duraron nueve años, se encontraban sin parque y desgastadas. A principios de 1919, en la ciudad de Cuautla, Pablo González, jefe de las fuerzas carrancistas, mandó combatir a Zapata. Como parte de su estrategia urdió el plan de capturarlo utilizando al capitán Jesús Guajardo, uno de los militares de la división de oriente.

Fingiendo que se afiliaba a las tropas de Zapata, Guajardo ofreció al general 20 000 cartuchos; luego de tramar algunos ataques en los que murieron varios carrancistas, a fin de convencer a Zapata, se entrevistó con él y le obsequió un caballo llamado el As de oros, para después citarlo en Chinameca.

La mañana del 10 de abril de 1919, Zapata y su escolta, todos a caballo, se situaron en un lugar llamado Piedra Encimada, desde donde veían la hacienda de Chinameca. Era un jueves como cualquier otro. Una mujer le había dicho a Zapata que se trataba de una trampa, pero éste descendió para hablar con Guajardo. La conversación fue interrumpida a la voz de "¡Vienen los federales!"

Zapata ordenó a Guajardo que defendiera la hacienda y organizó varias patrullas. Como no había señales del enemigo, dejó centinelas y regresó a la hacienda; ahí Guajardo lo invitó a comer a las dos de la tarde, y Zapata, montando el alazán que acaban de regalarle, entró a la hacienda acompañado sólo de 10 hombres.

La guardia estaba formada para hacer honores, pero en cuanto cruzó el dintel, el clarín tocó tres veces la llamada de honor y de inmediato, a quemarropa, le vaciaron dos veces la carga. Zapata cayó para no levantarse más. En esta trampa murió también su ayudante Palacios y otros dos escoltas de Zapata.

Actualmente, en el antiguo portón donde se consumó este hecho se yergue una bella escultura del Caudillo del Sur. También se puede visitar lo que fue la casa habitación, las oficinas, las bodegas, la enorme chimenea al pie de la cual están los hornos, y un modesto museo que muestra importantes fotografías y documentos relacionados con la muerte del general.

El pueblo de Chinameca es apacible; frente a la histórica hacienda se encuentra una pequeña alameda con un bello quiosco al centro. Los lugareños, como sus antepasados, se dedican al cultivo de la caña y el maíz, principalmente.

Algunos ancianos todavía recuerdan ese trágico 10 de abril de 1919, y se muestran orgullosos de la herencia que les legó el general Zapata.

Si usted decide visitar Chinameca no deje de ir a Anenecuilco, donde se encuentra la que fuera la casa de Zapata y un bello mural alusivo a los ideales del Caudillo del Sur.

Para llegar a Chinameca

Saliendo de la ciudad de Cuernavaca por la autopista número 138 se llega a Yautepec. Ahí se toma la carretera estatal número 2. Poco antes de llegar a Tlaltizapán, desvíate por la carretera estatal número 9, en el kilómetro 20 se encuentra la hacienda de Chinameca, que se distingue por su inconfundible chimenea de ladrillo con la inscripción “Tierra y Libertad”.

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